"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta".
San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, es un santo carismático. Una figura que sigue siendo muy actual en su itinerario, en su espiritualidad y en su forma de entender el mundo.
Su Biografía es fascinante. Arranca con sus primeros pasos en las cortes castellanas, y una vida de soldado que se truncó por la herida de una bala. Durante su convalecencia empieza a descubrir a Dios, y esto le lleva a una vida itinerante, como peregrino, tratando de encontrar la voluntad de Dios para su vida. Manresa, Jerusalén, Barcelona, Alcalá, Salamanca… son etapas de un largo itinerario que le llevará a París. Allí conoce a Javier y Fabro, y más tarde a otros compañeros a los que contagiará de su pasión por Dios y su proyecto. Juntos siguen caminando, en un recorrido que les llevará a Roma, donde se convierten, con la bendición de Pablo III, en Compañía de Jesús. Los últimos veinte años de su vida los pasará Ignacio en Roma, como primer prepósito General de la orden.
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